Juan Domingo Perón, ¿El "gran conductor"?

Para comprender este hecho, es necesario remontarse a los años anteriores al peronismo. Por estas épocas, las masas obreras no tenían ni voz ni voto en las cuestiones políticas del país. Su rol se limitaba a trabajar intensamente en las industrias. No tenían relevancia en la sociedad, nunca se manifestaban públicamente y eran despreciadas por las clases mejor acomodadas, a la vez que se encontraban sumidas en pobreza.
Cuando surgió la imagen de Perón, la situación cambió. Este líder – tan carismático – se mostraba atento a las cuestiones de los obreros y predicaba que trabajar para mejorar su condición y su calidad de vida era lo más importante. Y cabe decir que en cierta forma, lo logró, ya que se puede leer, o escuchar de boca de sus seguidores: que “efectivizó derechos sociales de los trabajadores, como las vacaciones”, que “generó planes de vivienda”, que “impulsó el voto de la mujer”, que “realizó inversiones en salud y educación”, que “combatió a la oligarquía”.
Pero sería injusto mencionar solo estas cuestiones. También debe reconocerse que Perón adquirió la posesión de los ferrocarriles, comprándolos a Inglaterra a muy bajo precio, que durante su gobierno Argentina exportaba carne y granos a los países beligerantes de Europa, por lo que se la llamaba “el granero del mundo”, y que permitió un ascenso en la posición social de las clases bajas. Y es especialmente este último punto lo que lo colocó en un altar para los trabajadores.
Con todos estos beneficios, no sorprende que Perón haya ganado el apoyo inc

En relación a este interrogante, cabe mencionar que así como el peronismo favoreció a las masas obreras y ayudó a su evolución, no todo eran “buenas intenciones”. En primer lugar, es menester mencionar el carácter demagógico del movimiento. La estrategia de “ayudar” a los obreros y satisfacer sus necesidades, sumada a promesas de “igualdad y justicia social”, produjo una especie de enamoramiento de estas masas hacia el líder popular. Gracias a este enamoramiento, Perón pudo manejar a su antojo a los trabajadores - que lo seguían embelesados -, obtener de ellos lo que quisiera y lograr así una cierta legitimidad en el gobierno.
En segundo lugar, se puede mencionar otra cuestión que saca a relucir la faceta negativa del peronismo. Y es que la generosidad del líder con los grupos proletarios - como por ejemplo otorgándoles planes de viviendas - generó en ellos un efecto de “acostumbramiento”. Es decir, de esta manera, los obreros se han acostumbrado a que “los satisfagan”, a que les den “el pan servido en la mesa”, y consecuentemente, han perdido la cultura del trabajo. Sí, Perón ayudó a las clases más bajas, pero al hacer esto, no inculcó en ellos el verdadero significado del “trabajo”, y esto hoy en día el país lo está pagando con creces.
Finalmente, hubo también un hecho que colaboró con el desarrollo y la legitimación del peronismo: este movimiento no tuvo un opositor capaz de hacerle frente. Dejando a un lado a los militares, cuya fuerza de coerción es indiscutible, el principal contrincante del peronismo – el radicalismo – nunca fue lo suficientemente audaz e ingenioso para “ganarse” al pueblo y movilizar a las masas de la forma que lo hizo el peronismo. Incluso, muchos de sus líderes no llegaron a cumplir su mandato, como por ejemplo (entre otros): Hipólito Irigoyen (en su segunda presidencia), Arturo Frondizi, Arturo Illía, y más recientemente Fernando De la Rúa.
Sin embargo, pese a todas estas cuestiones, es inevitable arribar a la siguiente conclusión: Perón pudo no haber sido precisamente un “héroe” como muchos lo consideran, pero hay que reconocer que si fue un “genio”. A pesar de los errores cometidos, y a pesar de que su política no fuera tan inocente y tan honesta como aparentaba, supo ganarse el apoyo incondicional del pueblo, supo manejar a las masas y fue capaz de crear un movimiento que ha trascendido con el paso de los años y que aún se mantiene vigente. Y mal que les pese a todos aquellos argentinos que se opongan al peronismo, esta es una verdad irrefutable.

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