viernes, 3 de julio de 2009

CARTA A JUAN PABLO FEINMANN

Estimado señor “homo setentista”:

Mi nombre es María Cecilia y formo parte de la generación que usted peyorativamente llama “perejiles”. En primer lugar, quisiera pedirle disculpas en nombre de todos los otros perejiles por no poder ser lo suficientemente revolucionarios, como lo fueron ustedes en la década del 70, su época, como usted la llama. Pese a que lamentablemente coincido con parte de su visión sobre el “homo noventista”, debo confesarle que no pude evitar sentir cierta indignación y cierto enojo al leer su “flamante” monólogo.
Por este motivo señor setentista, le pido permiso para dirigirme a usted, si es que considera que soy una persona digna de escribirle, claro, para manifestar mi punto de vista, porque de la misma forma que nosotros, “los inferiores” lo escuchamos a usted, también tenemos derecho a que nos escuchen.

Efectivamente, es cierto que nosotros sólo podemos padecer el mundo y no podemos cambiarlo. Es cierto que no hablamos de proyectos revolucionarios, que tenemos que aceptarlo todo y no podemos hacer nada. Pero usted también tiene que reconocer señor setentista, que la sociedad de ahora no es la misma de hace 40 años y que la situación cambió drásticamente. Si, ustedes hicieron todo, se metieron con el poder, combatieron, pero también es cierto que usted tuvo la suerte de vivir en un contexto social muy distinto al nuestro. En su época, el pueblo – y no solamente los jóvenes – luchaba por lo que quería, manifestaba su disconformidad y las cuestiones políticas eran un tema fundamental en la vida. Se preocupaban por el presente y por el futuro. En la actualidad, por el contrario, a la sociedad ya no le interesa protestar, no está motivada a manifestarse, y los jóvenes se muestran desinteresados por la política. Usted nos critica señor setentista, pero así como nosotros “no sabemos qué es lo prohibido” porque “nunca se nos prohíbe nada”, a la vez usted no sabe la enorme decepción que implica formar parte de una generación desinteresada, ignorante, sin ideales, y – lo que es aún más desesperante – que se supone que representa el futuro del país. Usted no sabe lo patético que es, para los pocos a los que nos interesa la situación política y social, hablar con gente sobre política y que te contesten: “la verdad que a mí la política no me interesa”; “que se yo, yo de política no entiendo nada, que pase lo que pase…a mi no me importa”. O preguntarles: ¿a quién vas a votar en las elecciones? Y que te respondan: “yo voy a votar en blanco, ya fue, total es lo mismo”; “y no sé, la verdad que ni me interesa, me da igual quién gane”. Lo mismo ocurre cuando intentás hablar con alguien sobre hechos político-sociales que marcaron la historia: “que se yo, no me vengas a hablar de esas huevadas, que yo de eso no tengo ni idea y no me interesa”. Esta, señor setentista, es una realidad lamentable, indignante para los tres o cuatro “gatos locos” a los que sí nos interesa la situación actual del país y nos preocupa nuestro futuro.

Pero esa actitud, que los convierte en “perejiles” – y digo “los” en lugar de “nos”, porque yo no me siento incluida en esa calificación – no es culpa de ellos. Tampoco es culpa de ustedes porque “hicieron todo y no nos dejaron nada”, como tampoco es cierto que ustedes son motivo de nuestro enojo y que les recriminamos la derrota o los “puteamos”. Ojalá esto fuera así, porque mostraría algo de “sangre” por parte de estos “perejiles”. Pero lamento informarle que no son tan importantes como creen. Estos “perejiles” se encuentran demasiado ocupados en banalidades como para preocuparse por la historia y la situación del país. Yo personalmente, me siento avergonzada de pertenecer a esta generación, pero como ya le dije señor setentista, esto no es una elección, tiene detrás todo un proceso. Esta situación, es el resultado de todo un cambio que tuvo lugar en la sociedad en las últimas 2 décadas y que repercutió gravemente en los jóvenes. De un cambio en la mentalidad del pueblo, de la degradación del espíritu revolucionario, fomentado por la falta de educación, la ignorancia, y por supuesto, los sucesivos gobiernos que formaron parte del país y que siempre actuaron en detrimento de los ciudadanos: Menem (por diez años consecutivos), De la Rúa, y ni hablar del matrimonio Kirchner. ¿Cómo podemos ser revolucionarios si la mayoría de nosotros está sumida en la ignorancia, y gran parte de la sociedad se deja manejar por la demagogia y se conforma con nada?
Y con esto, no intento colocarnos en el papel de víctimas ni mucho menos. Pero considero que es una triste realidad de la cual no pudimos escapar y que ustedes tuvieron la suerte de no conocer. Es por esto mismo que ustedes fueron lo que fueron. Y es por eso mismo que “ya nadie va a combatir en este país como lo hicieron ustedes”.

Para terminar señor setentista, quisiera felicitarlo por haber tenido “todos los Perones”, y haber encontrado en ellos una figura que lo pueda guiar y a la cual pueda admirar. Por el contrario, nosotros solo tenemos como líderes a una lacra que dicen ser peronistas, pero lo único que tienen de peronistas es cantar la marcha en los actos.
Por último, lo felicito también por haberse “metido con el poder”. Por haber sido tan agresivos, y por haber “amasijado canas, generales y empresarios”. Sin embargo, creo que esto no los convierte en héroes, como usted afirma en su discurso, aunque muchos hayan muerto en esa batalla. Tampoco les da derecho a denigrarnos de la forma que lo hacen. Lamentablemente, no son mucho mejores que nosotros. No son héroes. Forman parte de un grupo revolucionario que luchó por sus ideales, como tantos otros a lo largo de la historia. Y ojalá algún día nosotros – o mejor dicho ellos, los “perejiles” – despierten y se den cuenta que el conformismo, la ignorancia y el desinterés nos están “mandando al muere”, para poder nosotros también luchar por lo que merecemos, demostrarles a ustedes, los setentistas que nosotros, los noventistas también podemos triunfar.

Sin más que decir me despido.
Lo saluda atentamente

La noventista María Cecilia

domingo, 31 de mayo de 2009

EL MAYO FRANCES

"Nosotros somos el poder"

Hoy en día es común ver a una sociedad indiferente y poco motivada para manifestarse en pos de defender o reclamar lo que le corresponde, o lo que cree justo. Esto puede tener origen en diversas causas, pero sin duda la que resulta más grave y que es imprescindible mencionar es que la gente simplemente “ha dejado de creer”, ha perdido el espíritu revolucionario, ha perdido las esperanzas de poder llegar a lograr cambios, y siente que, como están dadas las cosas, aunque se manifieste, aunque luche, todo será en vano.

Por el contrario, mirando hacia atrás en la historia mundial y teniendo en cuenta la diversidad de sucesos que tuvieron lugar a lo largo de los años, esta visión pesimista de la realidad se torna discutible. Y lo cierto es que a lo largo de la historia se destacaron numerosos movimientos revolucionarios protagonizados por grupos sociales – como ser los trabajadores o los estudiantes – que han adquirido una gran relevancia a nivel global y en la mayoría de los casos han logrado cambios importantes, de fuerte impacto.

En efecto, nadie puede negar que el contexto actual, en lo que se refiere a cuestiones políticas e ideológicas, es bastante diferente a lo que era, sin ir más lejos 50 años atrás. En aquellas épocas las libertades con las que ahora cuenta la población eran inimaginables y reinaba un pensamiento mucho más conservador. En relación a esto, se puede considerar a la década del ’60 como fundamental en esta cuestión, ya que marcó un punto de inflexión en la manera de concebir a la sociedad y a distintos asuntos de la vida en general.

El hecho que se puede mencionar como sobresaliente, es lo que se dio a llamar “El Mayo Francés” que tuvo lugar en el año 1968 durante el gobierno del militar de Charles De Gaulle, y en un contexto bastante convulsionado por acontecimientos como la Guerra Fría y la Guerra de Vietnam. En concordancia con este marco, el Mayo Francés fue un suceso que tuvo como participantes a los jóvenes estudiantes de Francia – llamados “la inteligencia universitaria” – y a las masas obreras, que se unieron con el objetivo de llevar adelante una revolución para reclamar por una sociedad más liberal y luchar contra el poder, contra lo instituido.

“Prohibido prohibir”, clamaban los revolucionarios, que durante los doce días que duró el movimiento, lograron verdaderamente “paralizar todo el país”. La lucha fue total, sin descanso. Jóvenes y trabajadores se entregaron por completo a reclamar por sus derechos. No faltaron las marchas por las avenidas de Francia, las barricadas en las calles más angostas, las pancartas y la participación de la CGT obrera e intelectuales como Jean Paul Sartre, que junto con Herbert Marcuse fueron impulsores de las ideas revolucionarias de los jóvenes. Lógicamente, y como siempre ocurre en estos casos, también se hizo presente la represión policial.

Pero, la lucha es sólo una parte de todo lo que puede considerarse importante acerca del Mayo Francés. Los años ’60 se caracterizaron también por ser un período de mucha creatividad, e incluso el arte tuvo su lugar en el movimiento al punto que era utilizado por los jóvenes en las protestas. Entonces comenzaron a recurrir por ejemplo a la música como forma de manifestarse y con respecto al arte surgen los grafitis, en Francia, que se convirtieron en una de las formas de protesta más comunes y que aún hoy continúa vigente.

Pese a lo maravilloso que muestra este acontecimiento, no todo fue “de color rosa”, y tal vez esto provoque cierta desilusión. Es cierto que los estudiantes y los obreros lograron una buena alianza, que paralizaron todo un país durante doce días y que obtuvieron algunos logros, pero a pesar de todo, el movimiento finalmente fracasó. Y esto se debió a dos motivos: por un lado, los revolucionarios carecieron de una conducción política, no tuvieron una figura que liderara la protesta. Por otro lado, el gobierno que siguió a Charles De Gaulle mantuvo el viejo régimen de la burocracia partidaria y nunca tuvo apego a la revolución.

Sin embargo, esto no debe ser motivo de decepcionarse. Efectivamente, el Mayo Francés pudo haber fracasado como revolución, pero esto no le impidió poder contribuir con el nacimiento de un pensamiento más liberal en el mundo, de sentar las bases para diversos cambios sociales a nivel global y ser motor de muchas otras revoluciones. Así, se puede mencionar como ejemplo el Cordobazo en Argentina, en el año 1969 que fue un tanto similar; la revolución en Checoslovaquia en un contexto conocido como la “Primavera de Praga”, en 1968; y la expansión del “Movimiento Hippie” que se desarrolló en Estados Unidos durante la década del ’60.

De hecho, también es menester mencionar los logros obtenidos mediante estos acontecimientos. En el Mayo Francés particularmente, los estudiantes consiguieron la autogestión de algunas universidades. En general, con los movimientos característicos de la década del ’60 se logró la liberación de la mujer, y una concepción más liberal con respecto a una cuestión clave: el sexo y conjuntamente todo lo referido a la sexualidad. Así, cobraron relevancia diversos métodos anticonceptivos y se hizo manifiesta la homosexualidad. Este hecho fue lo que se llamó la “Revolución sexual”, cuyo lema era “Amar libremente”.


Luego de recorrer este largo camino a través de los movimientos revolucionarios más destacables de los años ’60, se puede comprobar que cuando una sociedad experimenta cierto malestar por alguna razón, no debe haber lugar para la resignación. Que no hay que callar y pensar que todo lo que se diga o se haga será en vano. Es completamente legítimo manifestarse, protestar, luchar por lo que se quiere. Y este es el espíritu de lucha que ninguna sociedad debe perder. No es válido protestar sin levantar la voz, porque tal como sostenían los jóvenes del Mayo Francés: “Los que hacen las revoluciones a medias, no hacen más que cavar sus propias tumbas”.

domingo, 24 de mayo de 2009

EL MOVIMIENTO PERONISTA

Juan Domingo Perón, ¿El "gran conductor"?

“Perón, Perón, gran conductor, sos el primer trabajador”, son las frases que recita el estribillo de la marcha que representa al movimiento más importante de la Argentina y que resumen en una sola palabra lo que significó el general Juan Domingo Perón para gran parte del pueblo argentino. Para los trabajadores, Perón fue mucho más que un presidente, mucho más que un líder que supo guiarlos. Para las masas obreras de la Argentina en la década del ’40, Perón significó “la salvación”.

Para comprender este hecho, es necesario remontarse a los años anteriores al peronismo. Por estas épocas, las masas obreras no tenían ni voz ni voto en las cuestiones políticas del país. Su rol se limitaba a trabajar intensamente en las industrias. No tenían relevancia en la sociedad, nunca se manifestaban públicamente y eran despreciadas por las clases mejor acomodadas, a la vez que se encontraban sumidas en pobreza.

Cuando surgió la imagen de Perón, la situación cambió. Este líder – tan carismático – se mostraba atento a las cuestiones de los obreros y predicaba que trabajar para mejorar su condición y su calidad de vida era lo más importante. Y cabe decir que en cierta forma, lo logró, ya que se puede leer, o escuchar de boca de sus seguidores: que “efectivizó derechos sociales de los trabajadores, como las vacaciones”, que “generó planes de vivienda”, que “impulsó el voto de la mujer”, que “realizó inversiones en salud y educación”, que “combatió a la oligarquía”.

Pero sería injusto mencionar solo estas cuestiones. También debe reconocerse que Perón adquirió la posesión de los ferrocarriles, comprándolos a Inglaterra a muy bajo precio, que durante su gobierno Argentina exportaba carne y granos a los países beligerantes de Europa, por lo que se la llamaba “el granero del mundo”, y que permitió un ascenso en la posición social de las clases bajas. Y es especialmente este último punto lo que lo colocó en un altar para los trabajadores.

Con todos estos beneficios, no sorprende que Perón haya ganado el apoyo incondicional de los trabajadores, convirtiéndose en una especie de “héroe”. Es así como se ha desarrollado, más que un régimen, un movimiento que supo crecer y ser lo suficientemente fuerte como para seguir vigente a través de los años, y llegar hasta la actualidad, aunque tal vez hoy en día el concepto de “peronismo” se encuentre un tanto desvirtuado. Pero a raíz de estas cuestiones, surge una pregunta: ¿Realmente Juan Domingo Perón puede ser considerado un héroe?

En relación a este interrogante, cabe mencionar que así como el peronismo favoreció a las masas obreras y ayudó a su evolución, no todo eran “buenas intenciones”. En primer lugar, es menester mencionar el carácter demagógico del movimiento. La estrategia de “ayudar” a los obreros y satisfacer sus necesidades, sumada a promesas de “igualdad y justicia social”, produjo una especie de enamoramiento de estas masas hacia el líder popular. Gracias a este enamoramiento, Perón pudo manejar a su antojo a los trabajadores - que lo seguían embelesados -, obtener de ellos lo que quisiera y lograr así una cierta legitimidad en el gobierno.

En segundo lugar, se puede mencionar otra cuestión que saca a relucir la faceta negativa del peronismo. Y es que la generosidad del líder con los grupos proletarios - como por ejemplo otorgándoles planes de viviendas - generó en ellos un efecto de “acostumbramiento”. Es decir, de esta manera, los obreros se han acostumbrado a que “los satisfagan”, a que les den “el pan servido en la mesa”, y consecuentemente, han perdido la cultura del trabajo. Sí, Perón ayudó a las clases más bajas, pero al hacer esto, no inculcó en ellos el verdadero significado del “trabajo”, y esto hoy en día el país lo está pagando con creces.

Finalmente, hubo también un hecho que colaboró con el desarrollo y la legitimación del peronismo: este movimiento no tuvo un opositor capaz de hacerle frente. Dejando a un lado a los militares, cuya fuerza de coerción es indiscutible, el principal contrincante del peronismo – el radicalismo – nunca fue lo suficientemente audaz e ingenioso para “ganarse” al pueblo y movilizar a las masas de la forma que lo hizo el peronismo. Incluso, muchos de sus líderes no llegaron a cumplir su mandato, como por ejemplo (entre otros): Hipólito Irigoyen (en su segunda presidencia), Arturo Frondizi, Arturo Illía, y más recientemente Fernando De la Rúa.

Sin embargo, pese a todas estas cuestiones, es inevitable arribar a la siguiente conclusión: Perón pudo no haber sido precisamente un “héroe” como muchos lo consideran, pero hay que reconocer que si fue un “genio”. A pesar de los errores cometidos, y a pesar de que su política no fuera tan inocente y tan honesta como aparentaba, supo ganarse el apoyo incondicional del pueblo, supo manejar a las masas y fue capaz de crear un movimiento que ha trascendido con el paso de los años y que aún se mantiene vigente. Y mal que les pese a todos aquellos argentinos que se opongan al peronismo, esta es una verdad irrefutable.


domingo, 17 de mayo de 2009

CONCENTRACIÓN DE MEDIOS

Todos para uno... y uno para todos
Los medios de comunicación siempre fueron una “mina de oro”. Desde sus comienzos, la posesión y el control de estos medios fue muy codiciado. Pero esto no es una cuestión de mero capricho, sino que obedece al poder que los caracteriza: son una excelente vía para expresar las ideas y exponerlas – o imponerlas – ante la sociedad. Entonces, resulta lógico que entre determinadas personas existan pujas por apoderarse de estos instrumentos tan valiosos.

Pero el problema surge cuando esta concentración se produce de manera monopólica, como se observa en la actualidad. Cuando los medios se encuentran en sólo unas pocas manos, ofrecen productos de escasa variedad y consecuentemente, la posibilidad de elección de los receptores se ve reducida. Este hecho, da a luz a una verdad indiscutible: “la concentración de medios en pocas manos atenta contra la pluralidad informativa”. Y esto es altamente nocivo para la comunidad, porque facilita la manipulación de los consumidores.

Para comprender mejor este fenómeno, es necesario analizarlo desde la raíz: la sanción de la ley de radiodifusión (22.285) impulsada por el gobernador de facto Jorge Rafael Videla, en el año 1980, durante la última dictadura militar. Ya desde un principio, con este proyecto se fomentaba el monopolio de los medios de comunicación: primero, establece que cada persona – física o jurídica – puede adquirir hasta 24 licencias de radiodifusión sonora o de televisión, con un máximo de 2 licencias por cada localización. Segundo, permite la propiedad conjunta de licencias de televisión y empresas productoras de señales de contenidos.

Sin embargo, la actual presidente Cristina Fernández decidió acudir al rescate de los medios de comunicación y formuló un proyecto de ley que si bien está destinado a modificar las consideraciones mencionadas, aún no ha sido aprobado. De esta forma, dichas cuestiones quedarían anuladas, ya que uno de los puntos más relevantes de la nueva ley plantea impedir la formación de monopolios y otorgar únicamente hasta 10 licencias de servicios abiertos.

Retornando a la ley 22.285 - aún vigente - debido a que fue sancionada en el contexto de un gobierno de facto, resulta lógico que las disposiciones respondan a los intereses y a la conveniencia de los militares. Esto experimenta su máxima expresión en dos puntos fundamentales. Primero, la administración de las frecuencias y la orientación, promoción y control de los servicios de radiodifusión son competencia exclusiva del Poder Ejecutivo Nacional, a la vez que queda prohibido cualquier tipo de control por parte del Congreso de la Nación. Segundo, se restringe la emisión de todo tipo de programas o mensajes de partidismo político.

Por otro lado, el nuevo proyecto de ley impulsado por la presidente también apunta a revertir esta situación, proponiendo así una participación obligatoria del Congreso de la Nación en la regulación de los servicios de comunicación audiovisual, y garantizando además el derecho a la libertad de expresión, a la polifonía de informaciones y opiniones. Es cierto que este último punto suena tentador, aunque a la vez es inevitable que la cuestión de una “polifonía de informaciones” resulte un tanto utópica en el contexto actual.

En resumen, se puede decir que la ley de radiodifusión sancionada en 1980 durante el gobierno militar dio la bienvenida a la creación de los monopolios mediante los cuales la pluralidad de información se ve cercenada y esto a su vez produce una falta de conocimiento acerca de los diversos sucesos de la realidad. De esta forma, si bien la sociedad cuenta con una multiplicidad de medios de comunicación, paradójicamente se encuentra frente a escasos productos emitidos por ellos, debido a que se encuentran en manos de pocos propietarios.

A simple vista, la implementación del nuevo proyecto pretende proteger esta pluralidad informativa que todos los ciudadanos merecen. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro. También hay que analizar si esta disposición en realidad no es tan inocente como se presenta, y responde a algún interés personal del gobierno, porque está históricamente comprobado que cada vez que una autoridad decide modificar una ley, no lo hace en pos del beneficio de la comunidad, sino en beneficio propio. Por eso, es menester aprender a mirar las dos caras de la moneda.

martes, 12 de mayo de 2009

REFORMA UNIVERSITARIA DE 1918

El fin del ocaso

Hoy en día, las universidades de la Argentina tienen la suerte de contar con un sistema de educación bastante formidable. En este punto, pese a que todavía hay algunas cuestiones que deberían ser tratadas, se puede decir que los estudiantes no tienen motivos para manifestar descontento.

Sin embargo, esto que hoy se muestra como algo totalmente natural, no es innato de la sociedad. No siempre existió. Las universidades deben agradecer este privilegio a los efectos de lo que se conoce como “La reforma universitaria de 1918”, suceso en el que los estudiantes de la Universidad de Córdoba se manifestaron en contra del régimen impuesto por la Iglesia en las instituciones de enseñanza superior.

Por aquellos años, la situación de las universidades era muy distinta a la actual: las cátedras estaban dirigidas para la clase dominante; el profesor determinaba la sucesión de su cargo, así como los programas a seguir y la orientación de los mismos; se ocultaban las teorías científicas, como la de Newton o la de Darwin, por ser contrarias a la ideología de las autoridades, entre otras cuestiones.

Pero a partir de un determinado momento, paulatinamente se fueron dando en la Argentina, y en el mundo entero, una serie de acontecimientos que dieron el pie inicial para que los estudiantes comiencen a manifestarse en pos de que esa situación reinante en las universidades vire y cambie de rumbo.

Entre los sucesos a nivel internacional se destacan: los avances de la ciencia en el mundo; la Revolución Rusa de 1917 que significó una gran revelación contra la monarquía; y la caída de los regímenes absolutistas, como consecuencia del fin de la Primera Guerra Mundial.

Entre los acontecimientos de orden nacional, se puede mencionar: la sanción de la ley Sáenz Peña, en 1912 que promovía el voto secreto y obligatorio; las corrientes inmigratorias que traen anhelos de progreso individual y colectivo; y el triunfo de Hipólito Irigoyen en las elecciones de 1916, que implicó una renovación en la conducción política.

La gota que rebalsó el vaso fue la decisión de la Academia de Medicina de la Universidad de Córdoba de suprimir las prácticas médicas en el hospital de Clínicas, y luego de reiterados manifiestos públicos realizados por los alumnos, que fueron rechazados, el 15 de Junio de 1918 estalló la huelga general de estudiantes que tomaron la universidad.

Esta revolución dio sus frutos, ya que impulsó al presidente Hipólito Irigoyen a intervenir en la universidad implementando los postulados reformistas, de los cuales los principales fueron: el dictado de cursos complementarios a los del plan de estudios, existencia de más de una cátedra por materia, concursos públicos para el acceso a la docencia y emprendimiento de tareas que vinculen a la Universidad con los requerimientos de la sociedad.

En síntesis, este movimiento significó un gran avance para el régimen educativo de las universidades, y si los estudiantes de hoy pueden gozar del régimen educativo que poseen actualmente, esto se lo deben a sus protagonistas, como Deodoro Roca, Enrique Barros, Emilio Biagosch entre otros, que en un pasado lucharon por una universidad más progresista y democrática.

sábado, 9 de mayo de 2009

MULTIMEDIOS

Dime a qué grupo perteneces y te diré quién eres

Para conocer mejor quienes nos informan, he aquí 7 de los diarios más importantes y a qué multimedios pertenecen (en el orden cronológico en que fueron creados):


  • La Nación – 1870 (Bartolomé Mitre)/ Multimedio: “Diario La Nación”, de Matilde Noble Mitre de Saguier (66%), Bartolomé Mitre (10%), y otros el 24% restante.
    Diario de tendencia conservadora, vía de expresión de sectores cercanos a la Iglesia Católica, a las Fuerzas Armadas y a los productores agropecuarios de la Argentina.

  • Buenos Aires Herald – 1876 (inmigrante escocés William Cathcart)/ Multimedio: “Charleston Publishing C.O.”, de las familias Kraiselbud y Fascetto.
    Referente de la comunidad angloparlante que vive en Argentina. Durante la dictadura militar entre 1976-1983 fue el único medio de comunicación que informó sobre las desapariciones que realizaban los militares.
  • Clarín – 1945 (Roberto Noble)/ Multimedio: “Grupo Clarín”, de Ernestina Herrera de Noble, Héctor Magnetto, José Antonio Aranda y Lucio Rafael Pagliaro (80%). El 20 % restante, grupo inversor Goldman Sachs.
    Dirante el gobierno de Néstor Kirchner, se acusaba al diario de sostener u pacto con el Gobierno Nacional, ya que se decía que el presidente lo utilizaba como agencia de noticias propia.
    Sin embargo, durante el paro agropecuario de 2008 los medios de Grupo Clarín tomaron una postura crítica al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
    Por otro lado, fuentes internas del diario definen la posición editorial del medio como de “centroizquierda”.

  • Crónica – 1963 (Héctor Ricardo García)/Multimedio: “Grupo Héctor García”, de Héctor García.
    Según las palabras de su director, es un diario que “no vende ideas ni análisis; vende la realidad”, y al único partido que pertenece es al “Partido Periodista”.
    Es un diario destinado principalmente a la zona del conurbano bonaerense, por ser un diario ágil y de fácil comprensión para un público de clase media-baja. Además, comparado con otros diarios de Buenos Aires, su precio es más bajo, siendo de fácil acceso.


  • Ámbito financiero – 1976 (Julio Ramos)/Multimedio: “América Multimedios”, del Grupo Ávila Inversora (50,5%) y Grupo Uno Vila/Manzano (49,5%).
    Históricamente, el diario representó al sector empresarial del país. Se destaca por su análisis político, marcado por la impronta personal de su fundador, Julio Ramos. Con el gobierno de Néstor Kirchner mostró un perfil más bien opositor, hasta que Vignatti se hizo cargo de la publicación.
    Actualmente el propietario del diario es “Editorial Amfin S.A.”(Orlando Vignatti).

  • Página 12 – 1987 (Jorge Lanata, Osvaldo Soriano, Horacio Verbitsky entre otros)/ Multimedio: “Grupo Clarín”.
    Se diferencia por su orientación manifiestamente de izquierda y notas extensamente desarrolladas y ricas en análisis.
    Durante el gobierno de Carlos Saúl Menem el diario se mostró intensamente crítico con su programa.
    Desde el 2003, con el gobierno de Néstor Kirchner, el diario (dirigido ahora por Fernando Sokolowicz) es uno de los medios que más pauta oficial recibe, debido a que apoyan sus políticas y coinciden ideológicamente en varios aspectos.

  • Perfil – 1998 (Jorge Fontevecchia)/ Multimedio: “Editorial Perfil S.A.”, de la familia Fontevecchia.
    Tuvo su primera aparición en 1998
    . En ese entonces era un diario, pero la experiencia sólo duró hasta el 31 de Julio del mismo año, cuando fue abruptamente cerrado porque no había cumplido con las expectativas de ventas esperadas. Sin embargo, en su editorial de despedida, su director Jorge Fontevecchia dejó en claro que algún día la publicación sería relanzada.
    El 11de Septiembre
    de 2005 se relanzó. La estrategia para no repetir el fracaso de 1998 fue comenzar saliendo sólo los domingos (el día de mayor venta de diarios) y una vez afianzado agregar una edición los sábados hasta eventualmente publicarse todos los días. En la actualidad sale a la venta sábados y domingos, y cuenta con una edición digital que es actualizada las 24 horas. La edición del domingo es acompañada por la revista Luz, de interés femenino.
    El slogan del diario es “Periodismo puro”, en palabras de su fundador, Jorge Fontevecchia, un periodismo siempre crítico.
    Hasta Febrero de 2009, Editorial Perfil era uno de los grupos que no recibía pauta publicitaria oficial, por no ser adepto al gobierno de turno. El grupo denunció judicialmente al Gobierno Nacional considerando que la privación de la pauta oficial a determinados medios por sus líneas editoriales “es discriminatoria, es una forma de perseguir y castigar a dichos medios por no ser afectos al gobierno y atenta contra la libertad de expresión”. A partir de esto, el 11 de Febrero de 2009, la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal, falló a favor de Editorial Perfil y ordenó al Gobierno Nacional que de ahora en adelante coloque avisos oficiales en el diario Perfil y el resto de los medios que forman parte del grupo.
    Actualmente, “Editorial Perfil S.A.” es propietaria de los siguientes medios:
    *Gráfica:revistas: “Noticias”, “Caras”, “Parabrisas”, “Mía”, “Semanario”, “Supercampo”, “Claro”, “Look”, “Salud vital”, “Crucigramas”, “Luz”, “Hombres”. Diarios: “Diario Perfil”. *Digitales e interactivos: UOL - Sinectis Argentina (75% sociedad Folha - Abril; 12,5% Fontevecchia y 12,5% América Multimedios); UOL.com.ar.

martes, 28 de abril de 2009

LA NOTICIA

Un producto puramente comercial

Pese a que la idea de “noticia” está muy instalada en el vocabulario y la vida cotidiana de las personas, resulta inevitable para todo aquel que quiera explicar este concepto, encontrarse con ciertas dificultades.

Esto puede atribuirse a dos cuestiones. Por un lado, hay que tener en cuenta que el periodismo, y consecuentemente la idea de lo que es “la noticia” ha experimentado grandes cambios a lo largo del tiempo, desde su inicio hasta hoy.
Por otro lado, cuando uno consulta a expertos en el tema, se encuentra con que no existe unanimidad en los conceptos que estas personas sostienen sobre “la noticia”.

En sus comienzos, el objetivo principal de la noticia era transmitir y formar las diversas ideologías en la sociedad. Esto se observa con claridad en los primeros diarios emitidos en el país, donde las noticias tenían una fuerte impronta político-ideológica, y cada uno de estos periódicos representaba a un determinado sector político.

Sin embargo, esta situación cambió con el correr de los años. En la actualidad, la función de la noticia ya no pasa por una cuestión política o ideológica, sino por una cuestión comercial. La notica se convirtió en un producto meramente económico, con un objetivo claro: capturar la mayor cantidad posible de consumidores.

Pero esto no es casual, sino que es la consecuencia del pavoroso desarrollo que ha logrado el sistema capitalista a nivel global.
Si bien este hecho se produjo de manera más bien gradual, se podría decir que el punto de inflexión fue la caída del muro de Berlín, en 1989, que marcó el fin de la existencia de dos grandes bloques: el comunismo y el capitalismo. De esta manera, el primero perdió fuerza, hasta prácticamente dejar de existir, y el segundo pasó a convertirse en el régimen dominante en el mundo.

Naturalmente, el periodismo no fue la excepción a la regla y también tuvo que sucumbir ante los efectos de este sistema tan seductor. Desde ese entonces y en la actualidad, cada noticia que se publica no es inocente, sino que está dirigida con una intencionalidad de lucro. Se busca vender.

A partir de este hecho, se puede decir que hoy en día la noticia no es un acontecimiento o un suceso, sino que se ha convertido en una “ficción”. Pero la ficcionalización de la noticia no significa inventar un acontecimiento, sino tomar un hecho de la realidad y hacerlo más interesante, producirlo para atrapar una mayor cantidad de audiencia. Es decir, se ficcionaliza la realidad.
En relación a esta afirmación, José María Pasquini Durán, editor de página 12, sostuvo en una entrevista que la ficcionalización de la noticia “es una necesidad de capturar las sensaciones de la audiencia; la noticia en sí misma puede no ser interesante, pero yo la puedo hacer interesante”.

En síntesis, queda al descubierto que al producir la realidad y confeccionar así la noticia, la persona que lo hace introduce de manera inevitable su subjetividad. Es decir que implícitamente le imprime su propio juicio. Entonces, quizás sea tiempo de dejar de lado la idea del “periodismo objetivo”; porque está visto que en toda noticia, la objetividad no es más que una simple utopía.